Al tratar de mejorar la productividad personal, se suele empezar por herramientas o prácticas concretas. Pero según avanza tu proceso, es inevitable empezar a analizar el origen de tu manera de gestionar el tiempo y las tareas. Este proceso de reflexión puede llevarte por distintos caminos, que aportarán puntos de vista complementarios.

En este post, Beatriz Tierno, te ayuda a reflexionar sobre uno de los factores que está afectando tu manera de afrontar las tareas, y por tanto tu productividad: la influencia familiar, en especial la influencia de tus padres.

Lo que tus padres influyen en tu productividad

Beatriz Tierno

Con el comienzo del año, todos nos volvemos fans de establecer buenos propósitos y planificar bien los próximos doce meses. Pero no solo ocurre en esta época del año, cada vez somos más propensos a organizar tareas para optimizar tiempos y rendir, no solo en nuestros puestos de trabajo, sino también en las actividades del hogar o en nuestro ocio.

Sin embargo, muchas personas, con frecuencia nos encontramos con dificultad para gestionar nuestro tiempo y priorizar en qué actividades invertirlo. Para encontrar la causa, hay que remontarse muy atrás en el tiempo. Porque…

¿Sabías que tus padres condicionan en gran medida tu productividad laboral y personal? Y no hablo de las llamadas que a lo mejor demanda tu madre diariamente, con una duración muy superior a lo que te gustaría. Tampoco hablo de que tu padre sea el que decide hoy si vas a dedicar más tiempo a un proyecto nuevo o a mejorar uno que ya está en marcha. La influencia familiar es algo menos evidente.

Tus padres no necesitan estar presentes ahora para determinar tu relación con la productividad. ¿Sabes por qué? Porque, aunque no estén aquí, ¡tus padres están dentro de tu cabeza!

Sí, dentro de ti hay unas vocecitas que te susurran lo que está bien y lo que no, lo que deberías hacer y lo que es mejor evitar. Y esas vocecitas muchas veces vienen de los mandatos familiares que hemos recibido en nuestra infancia. Ya sea porque hemos visto que nuestros padres actuaban así, ya sea porque nos han dicho que así es cómo hay que hacer las cosas. Esta es nuestra influencia familiar.

Influencia familiar y productividad

Aquí me gustaría presentarte tres de estos mandatos familiares que pueden estar condicionando tu productividad y la satisfacción con tu desempeño. He escogido estos tres porque yo misma los he tenido (o tengo, porque de alguno estoy aún liberándome) y porque son comunes en muchas personas que he conocido.

1. Hay que estar hacendoso o haciendo cosas todo el rato.

Mi madre no sabe estar quieta y no la he visto nunca hacer una lista de tareas (a mi padre pocas, pero sí algunas veces). Y no es porque no tenga cosas que hacer; mi madre a las 12 de la mañana hay días que puede haber hecho más cosas de lo que hacen la mayoría de las personas en todo un día, en serio. ¿Es algún familiar tuyo también así, de esos que empiezan y no paran hasta que acaban y enlazan una tarea tras otra?

Antiguamente era evidente lo que había que hacer, ordeñar las vacas a una hora, hacer la comida, dar de comer a los niños, lavar o remendar la ropa… Era bastante natural la forma de organizar las tareas y en este proceso no había que tomar muchas decisiones, aunque sí había desde luego que ser trabajador.

Las tareas agrícolas las marcaban las estaciones y aquí los procesos también estaban bastante establecidos. Por ello esta creencia podía tener sentido, estar haciendo cosas sin parar podía significar un mayor rendimiento.

Sin embargo, hoy en día, necesitamos tiempo para organizarnos y planificar, porque la complejidad de nuestras vidas (incluida la de mi madre) y trabajos ha crecido exponencialmente. Como ves, la influencia familiar en este caso juega en nuestra contra.

Además, creo que muchas mujeres, y no solo mi madre y mi abuela, no sabían parar. Pensaban que descansar era algo innecesario y que dedicarse tiempo a sí mismas era de egoístas. Muchas madres sacrificadas se han desvivido (des-vivido) por sus familias, olvidándose de sí mismas y sintiéndose desoladas al quedarse el nido vacío. Y aquí enlazamos con otra de las creencias estrellas que nos limitan bastante, y que tienen una clara influencia familiar.

2. Hay que dedicar más tiempo a los demás que a uno mismo.

Sí, muchos hemos arrastrado esta creencia demasiado tiempo y hemos puesto a los demás por delante de nosotros mismos. De esta forma, muchas veces, hemos medido nuestra productividad fijándonos solo en lo que hemos rendido en el trabajo y lo que hemos dedicado a atender a los demás o a nuestra casa. Nos olvidamos de valorar si hemos tenido suficiente tiempo para atendernos a nosotros mismos, a nuestro descanso, autocuidado, ocio elegido…

¿Tu madre o tu padre sabían priorizarse a sí mismos o siempre estaban para los demás? ¿Se volcaban con vosotros o con los demás? Fíjate que igual que des-vivirse es quitarse la vida, volcarse es caerse o vaciar todo lo que llevas quedándote tú vacío. Muy fuerte, ¿verdad?

Si, fruto de esta influencia familiar, tú has tenido este mandato, puede que te cueste mucho decir que no a las peticiones de los demás, quedándote sin tiempo para avanzar en lo que realmente te importa a ti. ¿Te resuena?

Además, en esta espiral de tiempo escaso por dedicarlo a infinitos planes ajenos que no nos llenan, hay que sumar el cansancio por no dedicar suficiente tiempo al descanso. Descansar es necesario para poder ser creativo y para poder asentar los conocimientos que vamos adquiriendo. ¿Se permiten tu padre y tu madre descansar y tomarse respiros sin sentirse culpables?

Ahora te quiero compartir la tercera creencia limitante que viene de mi padre, ya que las dos anteriores me han venido más de mi línea materna.

3. Hay que esforzarse mucho para lograr las cosas.

Una influencia familiar, que popularmente sería el archiconocido “Ganarás el pan con el sudor de tu frente”. Mi padre solía decir que había que tener sangre, es decir energía. Valora mucho a las personas entusiastas que lo dan todo. Él es capaz de levantarse a las 7 de la mañana, totalmente despejado, y bajar silbando a la huerta en verano para ponerse a trabajar tan feliz, a horas intempestivas para el resto del mundo.

Muchas veces me ha hablado de sus años en Barcelona en los que trabajaba, estudiaba para sacarse el bachiller y entrenaba todos los días en un club de atletismo. ¡Y dice que no estaba cansado! Mi padre cree que, con esfuerzo y dedicación, se puede conseguir lo que uno se propone. Y claro que tiene parte de razón. Pero no toda.

Muchas veces se pueden conseguir grandes cosas sin demasiado esfuerzo, ¿cómo? Dedicándose a lo que a uno se le da realmente bien y delegando aquello que a uno le cuesta. Es decir, haciendo lo que sabes hacer de forma natural se avanza mucho con poco esfuerzo.

Por supuesto que hay que dedicar la energía y el tiempo necesario para que los proyectos avancen. Pero si estos proyectos están en consonancia con tus talentos y tu vocación, desde luego el camino es más fluido.

¿Alguno de tus padres también creía o cree que es necesario esforzarse mucho para llegar a algo? ¿Han invertido tu padre o tu madre mucha energía en proyectos que no les motivaban o se ajustaban a sus capacidades?

Una vez expuestos estos tres mandatos, es momento de que tú mismo te hagas algunas preguntas, para empezar a ver de qué manera esta influencia familiar te puede estar condicionando. Identificarlos es el primer paso para empezar a desmontarlos.

Soy Beatriz Tierno y ayudo a las personas con estrés o malestar emocional a encontrar el origen de sus síntomas en el pasado para liberarse de ellos y poder disfrutar el presente.

Esta es mi web donde podrás descargarte gratuitamente la guía Cómo transformar las creencias para aumentar tu salud.

www.beatriztierno.com

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Psicóloga

Lorena de Diego | Psicóloga

Especializada en problemas emocionales, estrés, ansiedad, falta de autoestima y depresión.

Terapia Online y Presencial (Ciempozuelos y Madrid).