Mantener hábitos no debería ser más complicado que crearlos, pero muchas veces lo es. La razón es que cuando das el hábito por consolidado, dejas de prestarle atención para dedicarte al siguiente. Para evitar que tus hábitos se debiliten con el paso del tiempo, lo mejor es establecer un plan para mantenerlos.

Durante la fase de creación de hábitos se presta mucha atención a la nueva conducta, para controlarla y reforzarla: registras el hábito, lo comunicas a tu entorno, preparas recompensas, etc. Por el contrario, no es muy común establecer acciones específicas para mantener hábitos pasada la primera fase. Si no quieres desperdiciar el esfuerzo invertido en la fase de creación, lo más recomendable es buscar alguna estrategia de mantenimiento.

1. Lleva un registro de hábitos

Registrar tus hábitos a diario es uno de los primeros hábitos que deberías incorporar. Un gesto tan sencillo como anotar diariamente tu cumplimiento te ayuda a conservar la motivación y, en consecuencia, a mantener hábitos beneficiosos para ti.

Es muy común utilizar el registro de hábitos en la fase de consolidación, cuando estás trabajando sobre un hábito y necesitas un extra de atención y control sobre él. Pero una vez pasada esta primera fase, es interesante mantenerlo para que la atención no decaiga.

Idealmente, no deberías empezar a trabajar un hábito hasta no haber consolidado el anterior. Esto sucede cuando sientes poca o ninguna resistencia al iniciar el hábito. Pero, aunque hayas superado ese momento, algunos hábitos siguen siendo frágiles y puedes perder parte del esfuerzo realizado si te despistas.

Cuando das un hábito por consolidado, realizarlo requiere muy poco esfuerzo por tu parte. Pero esa sensación depende del momento en el que te encuentras: puede que ahora no te cueste, pero cuando llegue un momento difícil para ti, podría no ser tan fácil. Los hábitos suelen debilitarse cuando atraviesas situaciones complicadas, como un pico de trabajo, un problema personal o un cambio inesperado de rutinas. Si no quieres que estos momentos te impidan mantener hábitos ya consolidados, el registro te ayudará mucho.

Incluso los hábitos que llevan meses o años contigo podrían perder parte de la automatización y, una vez superado ese momento complicado, tendrás que trabajar para restaurarlos. En este sentido, el registro diario te ayuda a tomar conciencia de los hábitos que están decayendo y te permite actuar antes de que sea demasiado tarde.

2. Revísalos mensualmente

Cuando hagas tu planificación mensual, puedes dedicar unos minutos a revisar cómo han ido tus hábitos el mes anterior. Este paso es mucho más sencillo si llevas un registro diario de hábitos, aunque no es imprescindible.

  • Si tienes un registro de hábitos, revisa el porcentaje de cumplimiento que has tenido. Si ves que ha bajado, que has fallado muchos días seguidos o que has tenido altibajos, puede que necesites dedicar una semana para reforzar ese hábito.
  • Cuando no tienes un registro de hábitos, esta tarea se complica un poco: necesitarás buena memoria y mucha honestidad para evitar el autoengaño. Trata de recordar cómo ha sido tu mes en cuanto a los hábitos y, si encuentras puntos a mejorar, plantea acciones concretas.

3. Planea cambios o mejoras

Hay hábitos que pueden permanecer inmutables durante mucho tiempo, pero otros van a necesitar ajustes. Para mantener hábitos es importante detectar estas diferencias y ver si alguna conducta necesita una modificación.

Los hábitos centrados en entrenar habilidades pueden quedarse cortos con el tiempo. Sucede con la meditación o el ejercicio: lo que al principio era suficiente, en tiempo o intensidad, al aumentar tu capacidad puede dejar de serlo. Si sucede esto, puede que baje tu motivación o que empieces a aburrirte. Conviene revisar de vez en cuando este tipo de hábitos, para ir ajustando el tiempo o la intensidad.

También puedes incluir algo de variedad. Aunque la esencia del hábito es hacer siempre lo mismo, algunos permiten variaciones que pueden ser beneficiosas. Plantéate pasear por un lugar diferente, probar nuevos ejercicios o introducir un género literario diferente en tu momento de lectura.

4. Relaciona los hábitos con tus objetivos

Para mantener hábitos es importante tener un buen plan de implementación, adaptarlos bien a tu rutina y usar estrategias para mantener la motivación alta. Pero la mayor fuente de motivación para mantener un hábito es vincularlo con tus objetivos.

La productividad personal se construye desde lo más amplio a lo más concreto. Debes partir de tu misión personal, tu visión y tus objetivos. En base a estos elementos deberías plantear tus metas, construir tu sistema de planificación y elegir los hábitos.

Si quieres mantener hábitos saludables y productivos, debes relacionarlos con tus objetivos. Cuando no percibes la relación entre el esfuerzo que estás haciendo y lo que deseas conseguir, será complicado que mantengas la motivación.

Lo mejor es que durante la planificación anual, después de revisar tus objetivos, pienses qué hábitos te ayudarán a conseguirlos. A partir de ahí, deberías elaborar tu plan anual, relacionando hábitos concretos con cada objetivo. Así, cuando tengas problemas para mantener hábitos, podrás revisar tus objetivos y recordar por qué ese hábito es importante para ti.

El cambio que buscas

Permite que te acompañe en el viaje hacia la armonía y el bienestar que buscas.

Psicóloga

Lorena de Diego | Psicóloga

Especializada en problemas emocionales, estrés, ansiedad, falta de autoestima y depresión.

Terapia Online y Presencial (Ciempozuelos y Madrid).